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PROYECTO "FE Y CIENCIA,
TODO ESTÁ CONECTADO"
Laudato SI'-Bioblitz
#LaudatoSi5


Capítulo II:
El Evangelio de
la Creación

La ciencia y la religión, que aportan diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas.
Las convicciones de la fe ofrecen a los cristianos, y en parte también a otros creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles



Los relatos de la creación sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra.
Los textos bíblicos nos invitan a «labrar y cuidar» el jardín del mundo (cf. Gn 2,15). Mientras «labrar» significa cultivar, arar o trabajar, «cuidar» significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar.

El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios. Se da una manifestación divina cuando brilla el sol y cuando cae la noche.

La interdependencia de las criaturas es querida por Dios


La tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos.

Toda la naturaleza, además de manifestar a Dios, es lugar de su presencia

Paz, justicia y conservación de la creación son tres temas absolutamente ligados, que no podrán apartarse para ser tratados individualmente so pena de caer nuevamente en el reduccionismo.


Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de fidelidad al Creador, porque Dios creó el mundo para todos.



La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada.



El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de todos.










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